Beneficios para nuestro cerebro cuando jugamos videojuegos.
Los videojuegos se han convertido en una forma
popular de entretenimiento en todo el mundo. A medida que la tecnología ha
avanzado, los juegos se han vuelto cada vez más inmersivos y realistas, lo que
plantea preguntas intrigantes sobre cómo afectan al cerebro humano. En este
artículo hablaremos sobre los efectos de los videojuegos en el cerebro desde
una perspectiva neurocientífica, analizando los procesos neuronales y los
cambios que ocurren durante el juego.
Cuando jugamos videojuegos,
en nuestro cerebro se activan diversas áreas responsables de procesar emociones
y recompensas. La liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con la
sensación de placer y recompensa, aumenta durante el juego. Esta respuesta
neuronal a la emoción puede generar una sensación de satisfacción y motivación
en los jugadores. A su vez existe otra variable, el patrón de reforzamiento
intermitente: donde las recompensas no se dan de forma constante, sino de
manera ocasional, crea perseverancia y nos impulsa a seguir jugando en busca de
nuevas gratificaciones. La incertidumbre de obtener una recompensa nos mantiene
comprometidos y nos motiva a perseguir desafíos y logros dentro del juego. Es
esta dinámica de reforzamiento intermitente vinculada a los centros de
recompensa la que hace que los videojuegos sean tan atractivos y cautivadores
para muchos jugadores.
La plasticidad cerebral y el
aprendizaje
Los videojuegos también
pueden tener un impacto en la plasticidad cerebral, que es la capacidad del
cerebro para cambiar y adaptarse. Durante el juego, se activan diferentes áreas
del cerebro involucradas en el aprendizaje, la memoria y la atención. Los juegos
pueden mejorar la capacidad de atención selectiva y la memoria de trabajo, ya
que los jugadores deben estar atentos a múltiples estímulos y recordar
información relevante para tener éxito en el juego. Estos cambios
neuroplásticos pueden tener efectos beneficiosos en otras áreas de la vida,
como el rendimiento académico y laboral.
Los videojuegos imprecisos,
donde el jugador no puede prever lo que sucederá a continuación, pueden tener
un impacto aún mayor en la plasticidad cerebral y el aprendizaje. Durante estos
juegos, la falta de certeza y anticipación desafían al cerebro de manera
significativa. El jugador se encuentra en constante incertidumbre y esto activa
el sistema nervioso autónomo, que a su vez libera altos niveles de hormonas en
el cerebro.
Esta activación hormonal y la
respuesta del sistema nervioso autónomo aumentan la plasticidad neuronal. Los
videojuegos imprecisos estimulan múltiples áreas del cerebro relacionadas con
el aprendizaje, la memoria y la atención.
La estimulación cognitiva
Los videojuegos también
pueden proporcionar una estimulación cognitiva significativa. Algunos juegos
requieren habilidades de resolución de problemas, toma de decisiones rápidas y
planificación estratégica. Estas demandas pueden fortalecer las conexiones
entre diferentes áreas del cerebro y mejorar las habilidades ejecutivas como la
flexibilidad mental. Además, los juegos de tipo puzzle o rompecabezas pueden
desafiar las habilidades cognitivas, como el razonamiento lógico y la
percepción espacial.
La sociabilidad y la conexión
socia
Aunque los videojuegos suelen
ser percibidos como una actividad solitaria, muchos juegos ofrecen la
posibilidad de jugar en línea con amigos o personas de todo el mundo. Esto
proporciona una plataforma para la interacción social y la conexión con otros jugadores.
La participación en juegos multijugador en línea puede fomentar habilidades
sociales, como la comunicación, la colaboración y la negociación. Además, los
videojuegos pueden tener un efecto positivo en la empatía y la comprensión
emocional, ya que los jugadores deben ponerse en el lugar de sus personajes
virtuales y comprender sus motivaciones y emociones.
¿Cuál es su potencialidad
para el ámbito laboral?
Los videojuegos tienen
efectos complejos en el cerebro humano. Desde la activación de áreas
relacionadas con la emoción y la recompensa, hasta la plasticidad cerebral, la
estimulación cognitiva y la conexión social.
En el ámbito laboral, los
videojuegos pueden desempeñar un papel beneficioso en el desarrollo de
habilidades transferibles. Por ejemplo, los juegos que requieren estrategia y
toma de decisiones pueden ayudar a los empleados a desarrollar habilidades analíticas
y de resolución de problemas. La capacidad de pensar rápidamente y adaptarse a
situaciones cambiantes en un juego puede ser útil en entornos laborales que
también requieren agilidad mental.
Además, pueden mejorar la
capacidad de colaboración y trabajo en equipo. Muchos juegos multijugador
requieren coordinación y comunicación efectiva entre los jugadores para lograr
objetivos comunes. Estas habilidades pueden transferirse a situaciones de trabajo
colaborativo, donde la cooperación y la comunicación son esenciales para el
éxito del equipo.
También pueden ser una fuente
de inspiración y creatividad. Los juegos de diseño y construcción, por ejemplo,
pueden estimular la creatividad y la capacidad de pensamiento innovador. Al
enfrentarse a desafíos y limitaciones en el juego, los jugadores pueden
desarrollar habilidades para encontrar soluciones creativas, lo que puede
aplicarse a proyectos y tareas laborales que requieren pensamiento fuera de lo
común.
Los beneficios de los
videojuegos en el cerebro no se limitan únicamente al ámbito laboral. Estos
impactan de manera positiva en la salud mental, reduciendo el estrés, mejorando
el estado de ánimo y siendo una forma de entretenimiento y relajación.
Lo cual nos lleva a
preguntarnos: ¿Qué paralelismos podemos encontrar entre los beneficios
proporcionados por una empresa a sus empleados y el impacto cerebral generado
por los videojuegos en los mismos?
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